jueves, 6 de mayo de 2010

INTRODUCCIÓN: DE FUEGOS Y PREGUNTAS


   Quizá hayas tenido la misma sensación que yo experimento casi a diario: invado mis espacios de silencio con preguntas que fluyen como un torrente inevitable. Algunas de las preguntas que tuve de niño siguen siendo vigentes hoy; mientras que otras parecen más actuales, dada la velocidad de los cambios que propone un mundo en constante transformación, en perpetuo movimiento.
    Desde que las primeras generaciones de hombres y mujeres en pleno desarrollo de su capacidad de subsistir descubrieron el ' fuego prometeico', les fue entregada también una facultad especial, si bien desconcertante, ante el milagro de las llamas primigenias: la necesidad de preguntar. Pues el fuego, símbolo de pasión, de transformación, elevación y luz, danzó hipnóticamente ante sus descubridores para nunca más abandonarles, aún si su esencia se viese reconstituida con el poder de las edades. Hoguera, chimenea, bombilla, televisor, pantalla plana... fuego digital.



    Pasamos tiempo frente al fuego, si bien ahora en su versión más reciente: el internet, porque su capacidad hipnótica sigue siendo tan voraz como lo fue hace miles de años. La luz de la pantalla parpadea a velocidades insólitas comunicándonos todas las posibilidades aún por conocer: un video, un espacio web original y propositivo, una canción que nos conmueve, un autor que trasciende. Y este fuego incendiario no logra apagarse. Cada vez llega a más hogares, expande sus capacidades informativas, se reproduce en infinidad de decisiones por tomar y consume nuestro valioso tiempo, mismo que intentamos (supongo) aprovechar al máximo ante las demandas de subsistir al viento de los cambios. Recordemos que el viento es el gran aliado del fuego.



   Si yo tomase en cuenta la posibilidad de que mi alma se ha encarnado en muchas versiones de sí misma, podría entonces decir que he conocido, como sugeriría Cortázar: 'todos los fuegos (d)el fuego'. Y en cada una de mis edades, en esta u otras vidas, lo único que ha prevalecido realmente es la gran pregunta, pues es ésta y no otro elemento quien provoca el nacimiento de la llama. Si no preguntamos, no se encenderán los motores de nuestra curiosidad y sin ésta, la vida puede perder el instinto de su propia motivación. Como dijo alguna vez uno de mis guías de luz: 'no necesitas saber lo que ya sabes'. En la medida que uno basa su vida en patrones de repetición: como defenderse ante nuevas circunstancias con viejas actitudes o respuestas, uno podría correr el riesgo de estancarse. Lo que ya sé forma, por supuesto, una parte trascendente de mi repertorio de experiencia, sea ésta empírica, de índole emocional o una propuesta intelectual. Pero este conocimiento sólo vuelve a cobrar vida por instantes, como lo hace un agradecido libro de biblioteca cuando alguien le otorga un sentido a su existencia. Entretanto, el libro espera con sus flamables hojas a narrar su contenido antes de convertirse de forma permanente en un elemento decorativo sin más.



   Huyo, decididamente, de la idea de convertirme en un libro viviente. Mucho de lo que sé poco me sirve a menos que mi experiencia vuelva a su estado de pregunta y ponga en movimiento la energía que en mí habita. Si yo no pregunto, me alejo del fuego. Dejo de danzar. Danza-búsqueda, danza-pasión, danza-encuentro. Como el fuego. Si nada me consume por dentro, es que he dejado de ser incendiario. Mis pensamientos corren peligro, pueden congelarse y comenzaré por repetirme en actitudes, propuestas, 'discos rayado' de la versión original que alguna vez fui. Por eso nunca dejaré de preguntar.



   Hoy te ofrezco este fuego. Estoy sediento de preguntas, muchas de ellas ni siquiera tengo idea de cuáles serán. Le otorgarán a mi vida la energía necesaria y, si acaso, puedo mirar el fuego contigo y hallar las nuevas versiones en que el conocimiento ha de abrirse para nosotros, habrás encontrado entonces un espacio: intelectual, tribal, espiritual, donde reflexionar sobre la vida cotidiana, la vida más allá de lo mundano, la vida en la plenitud de su expresión.



   ¿Qué encenderá tu fuego el día de hoy?

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